Si vas a actualizar tu PC o comprar un nuevo equipo, el procesador es uno de los componentes que requiere de más atención. La inversión es importante y por ello es fundamental conocer las especificaciones de cada modelo para asà poder elegir el mejor procesador para nuestro equipo.
Elegir procesador: en qué debo fijarme
Los detalles y caracterÃsticas alrededor de un procesador van mucho más allá del fabricante, los núcleos o la frecuencia de funcionamiento. Saber qué significa cada cifra y tecnologÃa asociada es clave para que, dentro de la inversión que queramos realizar, podamos sacar el máximo rendimiento y no acabemos con un equipo al que no sacamos todo el provecho, o peor, que no nos ofrece la capacidad de proceso que necesitamos para jugar, trabajar o nuestro ocio del dÃa a dÃa.
Número de núcleos y frecuencia de trabajo
Los dos datos principales y más referenciados cuando hablamos de un procesador son los núcleos y la frecuencia. La combinación de ambos elementos y sus cifras individuales nos marcan de forma global cuál será el rendimiento de este componente de nuestro PC.
Los núcleos de un procesador definen el número de unidades de procesamiento central independientes con los que cuenta el chip. Actualmente podemos encontrar procesadores con decenas de núcleos, aunque si nos limitamos a modelos destinados al mercado de consumo, lo habitual es disponer de procesadores con 2, 4, 6, 8 y hasta 10 núcleos.
Asociado al número de núcleos nos encontramos otra cifra clave para valorar el rendimiento de un procesador: la frecuencia de trabajo. Se trata de la velocidad de apertura y cierre de los transistores que componen el procesador, y la que ofrece el fabricante es la frecuencia de funcionamiento en la que trabajarán los núcleos la mayorÃa del tiempo dentro del TDP del chip.
Respecto a este valor, en realidad lo que nos marca un mejor rendimiento es el IPC o instrucciones por ciclo de reloj. Aquà Intel lleva la delantera en sus últimas generaciones de procesadores a igualdad de Ghz, por lo que no te vuelvas loco de entrada por la frecuencia asociada a cada procesador. Ni con lo núcleos. No son cifras que comparadas directamente supongan un incremento de rendimiento con la misma relación, salvo en generaciones y modelos similares.
Tanto en algunos modelos de Intel como de AMD, además de la frecuencia base, nos encontramos con otro dato de frecuencia máxima o Turbo a la que puede aumentar su funcionamiento un núcleo en determinadas circunstancias de temperatura y consumo. El funcionamiento de esta tecnologÃa depende de si el chip es de Intel (y si es Turbo Boost 2.0 o la nueva generación 3.0) o AMD, pero no es especialmente crÃtico para la mayorÃa de consumidores.
Overclocking y multihilos
En algunas gamas de procesadores nos encontramos con los llamados hilos como cifra asociada a los núcleos. Se trata de una tecnologÃa que Intel bautiza como Hyperthreading y que divide el trabajo de un núcleo en dos hilos. En el mercado no todos los procesadores son multihilo, por lo que dependiendo de la tarea que queramos realizar con nuestro PC, deberÃamos optar por los que permiten dos hilos por núcleo.
Si nos referimos a procesadores de AMD, la división de trabajo de cada núcleo en dos hilos es similar a la que realiza Intel.
Voltaje y memoria caché
Hay dos valores que no debemos dejar pasar de largo al hablar de procesadores. El primero es la memoria caché que incluye el chip. Se trata de un tipo de memoria muy rápida pero volátil ubicada junto al procesador y que trata de asegurar que la CPU tenga la información que va a necesitar lista cuando la necesite, y no reducir su capacidad de procesamiento.
En teorÃa, la memoria caché (de diferentes niveles L1, L2, L3, L4 o SmartCaché que es como la llama Intel) es mejor cuanto mayor sea, algo que ocurre en procesadores de gama más alta. En la gama de consumo no exclusiva lo habitual es que esté entre 2 y 8 MB.
Respecto al TDP (Thermal Design Power), estamos hablando del promedio de energÃa en vatios que disipa el procesador trabajando en la frecuencia base con todos sus núcleos activos. Cuanto menor es esa cifra, menos calentamiento sufre el chip y menos consumo tenemos en el equipo. Este valor está muy relacionado con la litografÃa del proceso de fabricación, expresado en nm.
Zócalo y memoria compatible
Tanto si vamos a comprar un nuevo procesador con el que montarnos un equipo PC desde cero como a actualizar un modelo actual, dos son las principales compatibilidades a las que debemos atender: placa base y memoria RAM.
Cada modelo de procesador suele tener soporte para uno o varios tipos de memoria RAM (asà como cantidad máxima de RAM admitida), asà que debes asegurarte de que si quieres compatibilidad futura o con componentes actuales, ese tipo de memoria (DDR3, DDR4 …) esté contemplada en la ficha técnica del procesador que vas a escoger.
También debes prestar atención al tipo de zócalo (conexiones mecánicas y eléctricas entre el procesador y la placa base) con el que es compatible el procesador al que aspiras. Quizás estés pensando en actualizar tu PC sin adquirir una nueva placa base y por ello tengas que limitar la búsqueda del nuevo procesador. Si es un equipo nuevo, la elección del procesador determinará en gran medida qué tipo de placa base (o memoria RAM) es la más conveniente.
Otras caracterÃsticas que dependen del tipo de procesador que hayas escogido pero tienen bastante menor peso salvo casos puntuales podrÃan ser los buses PCI-Express o tecnologÃas de protección o propietarias de cada fabricante.
Por último no olvides el tipo de disipador térmico adecuado, asà como el sistema de refrigeración que cada modelo de procesador puede requerir para un funcionamiento adecuado y seguro.
Gráficos integrados en el procesador
Dependiendo de la gama de procesador que escojas, la generación y el fabricante, el procesador puede llevar la parte gráfica (GPU) integrada. Es el punto fuerte de los chips AMD en gamas de entrada y media, al menos hasta hace muy poco.
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