El miercoles 10 de abril vivimos uno de los acontecimientos más grandes de la historia pues se logró, a través de un trabajo que tomó años, concretar la primera fotografía de un agujero negro. Este gran momento se logró gracias a la labor de un enorme equipo de expertos (más de 200 astrónomos), entre ellos la ingeniera Katie Bouman.
De acuerdo a Grupo Fórmula, esta joven, quien estudió su doctorado en ciencias de la computación en el MIT, fue quien halló el algoritmo CHIRP (Continuous High-resolution Image Reconstruction), el cual permitió unir las medidas astronómicas de los telescopios que participaron en la captura de la imagen y a través del cual se logró captar la primera fotografía del agujero negro.
Aunque en redes sociales algunos mencionan su decepción por la falta de nitidez de la imagen, la realidad es que la captura de la imagen es un hecho histórico debido a lo complicado que es fotografiar algo que se encuentra tan lejano a nuestra galaxia (para que te pongas en contexto, sería como tratar de ver con uno de tus ojos, una toronja en la superficie de la Luna).
Para poder llevar a cabo la captura de esta imagen fue necesaria la participación de ocho de los principales observatorios del mundo, los cuales se unieron para crear una especie de telescopio gigante al cual llamaron Event Horizon Telescope.
Tras recopilar la vasta información (5 petabytes), esta fue trasladada a través de media tonelada de discos duros a una supercomputadora y tras un par de años de espera, el resultado de la recopilación de datos (gracia al algoritmo CHIRP) logró traer en 2019 la primera imagen del agujero negro.
Si bien no es la imagen de mayor calidad, esta “simple” fotografía podría ayudar a científicos del mundo a estudiar las teorías del espacio-tiempo.
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